Va a hacer exactamente un año de su presentación. Nosotros estábamos ahí cuando Bungie anunció el anteriormente conocido como Halo 3 Recon durante el Tokyo Game Show del 2008. Mucho se venía especulando con una nueva entrega de la serie tras el acercamiento a la estrategia con Halo Wars, y finalmente el estudio le terminó dando forma en formato expansión independiente y, aunque manteniéndose en el género de la acción en primera persona, con un enfoque bastante distinto a lo visto anteriormente en la saga. Abandonando al Jefe Maestro, el casi indestructible soldado Spartan II protagonista de las tres entregas anteriores, Halo ODST se centra exclusivamente en los sucesos vividos en una Nueva Mombasa en ruinas por un escuadrón de un nuevo cuerpo, el ODST -Orbital Drop Shock Trooper, Soldado de Choque para Descenso Orbital en español-, temporalmente situados entre el final de Halo 2 y el arranque de Halo 3.

Preparados para el descenso
Los ODST son un cuerpo de élite, la primera línea de ataque de la UNSC, pero no dejan de ser humanos; no poseen mejoras genéticas como un Spartan, ni son entrenados desde niños, y pese a sus protecciones, no visten una armadura MJOLNIR con escudos recargables, algo que durante el juego nos fuerza a buscar botiquines de salud. Entran en combate a toda velocidad, desplegados en cápsulas individuales HEV que aterrizan desde el espacio en la zona de conflicto, sea la que sea. Esto les ha valido el sobrenombre de 'Hell jumpers' -saltadores del infierno- entre el resto de cuerpos de la UNSC. Están equipados el VISIR, un visor avanzado que les permite explorar áreas con poca visibilidad y localizar posiciones más fácilmente, ya que carecen de radar.

La historia comienza cuando el escuadrón liderado por la capitana Dare -compuesto por el sargento Buck, los cabos Dutch y Romeo, el soldado Mickey y un nuevo soldado de reemplazo, bautizado cariñosamente como Novato- es enviado junto a otras fuerzas ODST a invadir la nave del Covenant que se encuentra estacionada sobrevolando Nueva Mombasa, desde donde la raza alienígena ha comenzado una brutal y cruenta ofensiva por motivos desconocidos. Durante el descenso son interceptados y el crucero enemigo evita el abordaje. Así los seis soldados acaban aterrizando lejos de su objetivo, en diferentes posiciones de la ciudad africana. Controlando al sexto hombre, el Novato, el jugador recorrerá unas ruinas invadidas y controladas por el Covenant mientras busca a sus compañeros para replegarse.

Infiltración, sigilo y ventaja táctica.
Como se ha venido incidiendo desde la desarrolladora, debemos cambiar el chip para jugar con Halo 3 ODST; ya no controlamos a un casi invencible Spartan II capaz de soportar decenas de impactos y con una aplastante potencia de fuego, si no que somos un humano, mucho más débil, lento, frágil y fácilmente superable en enfrentamientos con inferioridad numérica. Es por ello que debemos plantear un enfoque mucho más conservador e inteligente. Explorar la zona, detectar a los enemigos, diseñar una táctica haciendo uso de la cobertura disponible, controlar la mejor posición sin ser detectados, e incluso evitar los enfrentamientos más desnivelados serán acciones que tendremos que tener muy en cuenta para poder sobrevivir a una Nueva Mombasa infestada de tropas Covenant y donde la munición brilla por su ausencia. Igualmente, el ritmo del juego es mucho más lento y menos directo, recayendo mucho más en la exploración, algo que pude desesperar a los fans de la acción instantánea

Es aquí donde el nuevo visor de los ODST cobra especial importancia. La ciudad está prácticamente a oscuras y el visor será nuestros ojos, proporcionándonos información en tiempo real del escenario y arrojando luz mediante su visión nocturna, que retrata con trazados brillantes las siluetas de todos los elementos en pantalla. Los ítems aparecerán con un reborde amarillo, los aliados en verde y los enemigos en rojo, un código visual que nos permite identificarlos rápidamente.